21/AGO/2020

Una tesis doctoral propone un nuevo método para predecir qué puede ocurrir con las aguas subterráneas ante un terremoto

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¿Por qué puede brotar más agua de un manantial después de un terremoto? ¿Existe relación entre la subida del nivel de agua de un pozo y un movimiento sísmico? Las respuestas a éstas y otras cuestiones se encuentran en las conclusiones de la tesis doctoral del ingeniero industrial Andrés Sanz de Ojeda, defendida este lunes en la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y calificada con la máxima puntuación: sobresaliente Cum Laude. 

La aportación científica de Sanz es un método novedoso para predecir y analizar cómo se comporta un acuífero y los manantiales asociados al mismo, cuando un evento sísmico se produce incluso hasta miles de kilómetros de distancia.

Sanz de Ojeda ha analizado la relación entre un terremoto y las afecciones en las aguas subterráneas. El agua subterránea se comporta de forma desigual según  los diferentes tipos de roca. Depende de si ésta es de naturaleza sedimentaria, cristalina o plutónica. 

El nuevo doctor por la UPCT ha utilizado un modelo matemático para establecer esta correlación a partir de datos históricos que ha analizado y el estudio de parámetros como la distancia al epicentro, la extensión de la falla, la naturaleza de la roca, la energía liberada por el terremoto y los parámetros hidráulicos físicos y geométricos, entre otras cuestiones.

Andrés Sanz ha analizado durante casi tres años datos históricos del fortísimo terremoto de Lisboa de 1755, de magnitud 8-9, que produjo más de 2.400 muertes en la península Ibérica y afectó a la ciudad lusa, Cádiz y Huelva. Entre los legajos analizados se encuentran los relacionados con el tsunami que sufrió la costa suroccidental de la península. La intensidad de este sismo fue similar al que sacudió a Japón en 2011 y el de Chile en 2015. Los efectos de fenómeno natural se apreciaron incluso hasta en la provincia de Girona.




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